Antes de considerar las terapias cardiacas avanzadas, las guías de práctica clínica recomiendan un examen multidisciplinar integral que incluya una evaluación psicosocial. El artículo evalúa la utilización de la escala SIPAT desarrollada por la Universidad de Stanford para la evaluación psicosocial de pacientes candidatos a trasplante de órgano sólido, de cara a evaluar los pacientes candidatos a dispositivos de asistencia ventricular (DAV).
Los autores evaluaron 128 pacientes de forma prospectiva a los que se les implantó un DAV en la Cleveland Clinic durante los años 2013-2017, mediante esta escala. El estudio mostró que una peor clasificación se asoció con una mayor probabilidad de eventos adversos ( [HR] 1,31; intervalo de confianza [IC] 95%: 1,09-1,58; p = 0,005 por cada Δ10 en la puntuación) y con un mayor número de días de ingreso hospitalario durante el seguimiento. Sin embargo, no se asoció con una mayor mortalidad (p = 0,764), ni con el tiempo hasta el primer evento adverso (p = 0,589).
Los autores concluyen que una evaluación estandarizada del deterioro psicosocial antes del implante de un DAVI utilizando la puntuación SIPAT puede ayudar a predecir la probabilidad de eventos adversos durante el seguimiento.
Comentario
Desde comienzos de siglo, la tecnología mecánica de soporte ventricular, ha experimentado un desarrollo exponencial, lo que ha permitido que se haya convertido en una pieza fundamental del arsenal terapéutico en los estadios más avanzados de la insuficiencia cardiaca. Dentro de la valoración integral de pacientes candidatos a DAV es obligada una evaluación completa de la situación psicosocial del paciente que debe ser incluso mucho más estricta que en los pacientes evaluados para trasplante cardiaco. La escala SIPAT fue desarrollada en el contexto del trasplante de órgano sólido con buenos resultados. Dicha escala evalúa 20 componentes que incluyen el nivel de preparación, el apoyo social, la estabilidad psicológica y psicopatología, el estilo de vida y el efecto que el tratamiento puede acarrear sobre el individuo. La puntuación final se clasificó como: puntuación de 0 a 6 candidato excelente, 7 a 20 buen candidato, 21 a 39 un candidato mínimamente aceptable, y ≥ 40 candidato de alto riesgo. En el estudio se muestra que estos dos últimos grupos se asocian de manera clara a un mayor número de eventos adversos y una mayor estancia hospitalaria durante los años posteriores al implante.
Muy interesante es el editorial escrito por Eric D. Adler que acompaña a este artículo. En el mismo se felicita a los autores por este trabajo, pero señala varios puntos importantes. El primero, el valor predictivo relativamente modesto (HR 1,31), lo que obliga a mejorar la escala de cara a predecir mejor los resultados, quizás con parámetros objetivos en los que se haga mención especial al manejo y compresión del propio dispositivo y las habilidades adquiridas en la cura del driveline por parte del paciente/cuidador. Por otro lado, existe un sesgo propio de selección ya que probablemente pacientes con puntajes altos de SIPAT hubiesen sido excluidos de la terapia en cualquier estudio. Por último, los autores sugieren que el SIPAT proporciona un punto de partida para la evaluación psicosocial y que debe ubicarse en el contexto de otros factores, tanto sociales como médicos. Por ejemplo, no es los mismo un SIPAT de 30 en un paciente de 25 años que la misma puntuación en un octogenario. Lo que conlleva que esta escala mejorada solo sea un punto más en la evaluación global de este tipo de pacientes.
Referencia
Standardized Psychosocial Assessment Before Left Ventricular Assist Device Implantation
- Brett W. Sperry, Asad Ikram, Paulino A. Alvarez, Antonio L. Perez, Kay Kendall, Eiran Z. Gorodeski, Randall C. Starling.
- Circ Heart Fail. 2019 Jan;12(1):e005377. doi: 10.1161/CIRCHEARTFAILURE.118.005377.