Artículo de revisión sobre el momento para la vuelta al deporte tras un episodio de pericarditis.
Comentario
De todas las patologías que afectan al pericardio, la pericarditis es con diferencia la más frecuente en el ámbito de ingresos hospitalarios y de atención médica por dolor torácico, y puede recidivar en los dos años posteriores al diagnóstico hasta en el 30% de los casos. La etiología generalmente suele ser infecciosa o catalogada de idiopática, siendo la causa en los países desarrollados de origen vírico y en aquellos en vía de desarrollo predominantemente tuberculoso.
Este proceso se puede presentar cronológicamente de varias formas: agudo (rápida resolución), incesante (cuando los síntomas permanecen de forma continuada de 4 -6 semanas, pero menos de 3 meses), crónica (al persistir la clínica más allá de los tres meses) y la recurrente (es aquella que recidiva tras 4 -6 semanas de la resolución). El tratamiento inicial se enfoca al control de la inflamación aguda, inicialmente con AINES y colcichina, reservándose la corticoterapia y los inmunomoduladores para los tres últimos tipos de presentación y duración. Sin embargo, no debemos olvidar el hilo principal de este apartado que es el tratamiento no farmacológico, la restricción de la actividad física... pero, ¿cuánto hay de contrastado en estas afirmaciones?
La literatura que estudia el impacto de la vuelta al deporte tras una inflamación del pericardio es muy limitada, y la mayoría de las recomendaciones de las guías se basan en extrapolaciones de análisis retrospectivos de una serie de casos o de ciencias básicas encargadas de comprender la regulación de la cascada inflamatoria a nivel histológico. Tanto las guías europeas como las americanas afirman que es una medida útil, recomendando a los atletas que no participen en competiciones hasta la desaparición completa de cualquier parámetro positivo, e incluso apoyan la abstención de cualquier actividad física intensa. Estos tips se publican para prevenir el progreso a miocarditis, el aumento de los derrames y taponamientos, la pericarditis constrictiva o recidiva de síntomas. ¿Qué más lo sustenta? Hay una base fisiológica lógica, valga la redundancia fonética, y es que a pesar de los beneficios de la actividad deportiva regular, tras un periodo de ejercicio extenuante se produce una inmunodepresión funcional que sitúa al paciente en un marco de vulnerabilidad a la reactivación o progresión a miocarditis. Otras teorías postulan un aumento de la fricción del pericardio durante la taquicardia fisiológica que exacerbaría la respuesta inflamatoria; sin embargo, no existen publicaciones ni estudios que hayan contrastado dicha afirmación. Recordemos también que el deporte aumenta las reacciones catabólicas para obtener energía de proteínas, carbohidratos y ácidos grasos, pero no olvidemos que las condiciones de inflamación en curso también aumentan estas demandas y podrían retrasar la recuperación por la degradación acelerada de estas fuentes.
Actualmente no existen ensayos clínicos sólidos aleatorizados que investiguen el momento óptimo para la vuelta a la actividad deportiva o física tras una pericarditis. Tampoco sabemos a ciencia cierta si esta vuelta ha de ser gradual o si se puede retomar la actividad física intensa al nivel en que se dejó. ¿Y qué dicen las guías actuales? Andan de puntillas y dejan a criterio del facultativo el asesoramiento a este respecto, enunciando la posibilidad de retomarla si no existe evidencia de inflamación (PCR, derrame, fiebre...); no se involucran en titular los consejos según la intensidad de la actividad ni si valen las mismas recomendaciones para aquellos pacientes cuya actividad física es de menor intensidad que aquellos que practican deporte de competición.
¿Qué hacer entonces? Hasta donde la evidencia nos avala, deberíamos recomendar ejercicio físico una vez se haya constatado la resolución completa. Aunque no lo menciona el autor, tras la explicación del incremento de procesos catabólicos y desacondicionamiento físico también diría, a título personal, que se debe recomendar retomar la actividad física de forma gradual. De momento y hasta que dispongamos de más evidencia científica, deberemos adecuarnos a las recomendaciones de las guías basadas en escasos ensayos y abundantes análisis retrospectivos de diferentes casos clínicos. Diría que el resumen es "ser cautos", pero no será fácil para el deportista mantener la calma y esperar... así que, por nuestra parte, mucho diálogo, apoyo y explicaciones sobre la patología a nuestros pacientes.
Referencia
- Adler Y, Charron P, Imazio M, Badano L, Barón-Esquivias G, Bogaert J, Brucato A, Gueret P, Klingel K, Lionis C, Maisch B, Mayosi B, Pavie A, Ristic AD, Sabaté Tenas M, Seferovic P, Swedberg K, Tomkowski W; ESC Scientific Document Group.
- Eur Heart J 2015;363:2921-64.
Physical Activity Recommendations in Patients With Acute Pericarditis
- Nishant Shah, MD; Dermot M. J. Phelan, BAO, MB BCh, PhD, FACC.