Este artículo describe las complicaciones cardiológicas y eventos de tromboembolismo pulmonar ocurridos en pacientes hospitalizados con diagnóstico confirmado de COVID-19 entre el 28 de marzo y el 3 de julio de 2020.
Para el análisis se incluyeron un total de 3.011 pacientes, de los cuales 1.890 (62,8%) eran varones y la mediana de edad fueron 67 años (rango intercuartílico 56-76). Alrededor de un tercio de los pacientes (n= 937, 31%) tenían cardiopatía previa, predominantemente enfermedad coronaria (n = 463; 15,4%) y arritmias/trastornos de conducción (n = 453, 15,1%).
Durante la hospitalización, 595 (19,8%) de los pacientes fallecieron, 16 de ellos (2,7%) atribuido a causa cardiaca. Se diagnosticaron complicaciones cardiológicas en 349 (11,6%) pacientes, siendo la fibrilación auricular (n = 142, 4,7%) la más común. La incidencia de otras complicaciones fue 1,8% para insuficiencia cardiaca (n = 55), 0,5% síndrome coronario agudo (n = 15), 0,5% arritmias ventriculares (n = 14), 0,1% para endocarditis bacteriana (n = 4) y miocarditis (n = 3), respectivamente, y un 0,03% de pericarditis (n = 1). El tromboembolismo pulmonar fue diagnosticado en 198 (6,6%) pacientes.
Los autores concluyen que en este grupo de pacientes hospitalizados por COVID-19, la incidencia de complicaciones cardiológicas durante el ingreso es baja, a pesar de la frecuente presencia de cardiopatía previa.
Comentario
Si bien los síntomas respiratorios son los predominantes en la enfermedad por COVID-19, la aparición de complicaciones cardiovasculares y daño miocárdico han suscitado preocupación e interés. Se han reportado numerosas comunicaciones al respecto definiendo la afectación cardiaca en relación a la elevación de biomarcadores tales como la troponina. Este estudio, sin embargo, describe las complicaciones cardiológicas con base en los criterios diagnósticos establecidos en las distintas guías de práctica clínica de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC).
Respecto a las características de la población elegida (n = 3.011): la hipertensión arterial fue el factor de riesgo cardiovascular más prevalente con 1.317 (44,6%) pacientes, seguido de dislipemia 35,2% (n = 996) y diabetes mellitus 23,1% (n = 690), y presentaban un índice de masa corporal medio de 28,1 kg/m2.
El grupo de pacientes diagnosticados de complicaciones cardiológicas durante la hospitalización por COVID-19, tenían mayor edad (mediana 72 años), y presentaban como comorbilidades previas con mayor frecuencia: dislipemia, hipertensión arterial, enfermedad renal crónica y enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Así mismo, los pacientes con enfermedad cardiaca preexistente, en general tenían más probabilidades de desarrollar estas complicaciones, siendo, en este caso, una exacerbación de la enfermedad subyacente (fundamentalmente insuficiencia cardiaca y cardiopatía isquémica). De la misma manera, hubo más incidencia de eventos dentro del grupo ingresado en unidades de cuidados intensivos (UCI).
Entre las complicaciones notificadas, lo más habitual fue la aparición de arritmias supraventriculares, principalmente fibrilación auricular. Sin embargo, los casos de miocarditis fueron escasos, llegando a cumplir criterios diagnósticos únicamente tres pacientes y presentando, todos ellos, alteraciones de la repolarización en el electrocardiograma. Esto sugiere, según los autores, que la frecuente elevación de los niveles de troponina comunicada en los estudios previos en pacientes con COVID-19, refleja principalmente isquemia por aumento de la demanda de oxígeno y elevación por causa extracardiaca, más que un evento de infarto agudo de miocardio o un episodio de miocarditis. En esta línea, en un metaanálisis realizado en pacientes ingresados en UCI (por sepsis, cirugía o traumatismo entre otros) el 43% presentaban elevación de los niveles de troponina, demostrando ser un biomarcador inespecífico en pacientes críticos. Sin embargo, curiosamente, en otro estudio recientemente publicado, tras la realización de resonancia magnética en 100 pacientes recuperados del COVID-19, el 60% tenía signos de inflamación miocárdica 2-3 meses después del diagnóstico, comparado con un grupo control sano equiparable en sus características, si bien, solo un tercio habían precisado hospitalización. Por tanto, y a la espera de más estudios, la elevación de troponinas en el contexto de esta infección viral, debe interpretarse con cautela y siempre apoyado en otras pruebas diagnósticas tales como el electro o el ecocardiograma.
Para finalizar, respecto al tromboembolismo pulmonar notificado en 198 casos (6,6%) destacar que la incidencia en pacientes ingresados en UCI fue del 18,9% (n = 158) comparado con el 1,8% (n = 40) hospitalizados en planta convencional. Esto pone de manifiesto la necesidad de ensayos clínicos aleatorizados para evaluar la profilaxis antitrombótica óptima en estos pacientes.
Los resultados cardiacos a largo plazo y el papel de diferentes enfermedades cardiovasculares preexistentes en los pacientes afectos de COVID-19 justifican futuras investigaciones.
Referencia
Cardiac complications in patients hospitalised with COVID-19
- Marijke Linschoten, Sanne Peters, Maarten van Smeden, Lucia S Jewbali, Jeroen Schaap, Hans-Marc Siebelink, Peter C Smits, Robert G Tieleman, Pim van der Harst, Wiek H van Gilst and Folkert W Asselbergs, for the CAPACITY-COVID collaborative consortium.
- European heart journal. Acute cardiovascular care, 2048872620974605. 21 Nov. 2020, doi:10.1177/2048872620974605