Revisión sistemática de metaanálisis que pretende valorar la capacidad de reducción de la tensión arterial (TA) en tres grupos diferentes de población, según el valor inicial de tensión arterial (normotensos, tensión normal alta e hipertensos) mediante diferentes modelos de entrenamiento: entrenamiento de resistencia aeróbica, entrenamiento de fuerza dinámica, entrenamiento de fuerza isométrica y entrenamiento combinado.
El artículo concluye que existe suficiente evidencia según la revisión realizada para prescribir diferentes tipos de entrenamientos según sean los valores iniciales de tensión arterial, aunque enfatizan que sigue habiendo lagunas en la investigación y que se precisan futuros estudios. De esta manera, propone que en sujetos normotensos el ejercicio prioritario para conseguir una mayor disminución de los niveles de tensión arterial sería el ejercicio de fuerza isométrico (reducción de TA sistólica/diastólica de -7,2/- 2,6 mmHg), mientras que para aquellos con niveles de tensión normal alta sería el de fuerza dinámica (-4,0/ -3,4 mmHg) y en pacientes hipertensos de resistencia aeróbica (-7,4 mmHg/-4,5 mmHg) (ver figura).
Comentario
Desde mi punto de vista, resaltaría como aspectos positivos de este artículo los siguientes puntos:
- Una vez más se enfatiza el papel primordial del ejercicio físico para el control de las cifras tensionales, incluso en algunos grupos (normal alta/hipertensión grado I de bajo riesgo) con los mismos efectos que la medicación farmacológica (pero con más beneficios y sin sus efectos secundarios).
- Todos los diferentes tipos de entrenamiento analizados disminuyen las cifras de tensión arterial.
- El entrenamiento de resistencia, fácilmente “accesible” para casi toda la población, ha demostrado ser altamente beneficioso para disminuir las cifras de tensión arterial en pacientes hipertensos.
Por otro lado, y sabiendo que es el objetivo principal del artículo, me parece complicado justificar prioridades de ejercicio por una patología concreta, en este caso la hipertensión, cuando la mayoría de los sujetos presentan una serie de comorbilidades que plantean que la individualización sea la única opción de entrenamiento que debamos aplicar, ya que el ejercicio físico ha demostrado ser una herramienta preventiva y terapéutica en diversas enfermedades (no podemos planificar solo centrado en una). Por este motivo, probablemente en la gran mayoría de casos el entrenamiento combinado, con un buen control de todas las variables, siendo derivados a profesionales expertos en el tema, sea la mejor opción que les podamos plantear.
Tan solo incluyendo a un equipo multidisciplinar y planificando de manera individualizada el ejercicio físico según la condición de cada sujeto, podremos valorar realmente el verdadero potencial del ejercicio físico. A mí, personalmente, me cuesta mucho creerme que dando prioridad al ejercicio isométrico en un plan de entrenamiento se consigan más efectos en normotensos que con el entrenamiento combinado (aunque en normotensos obviamente lo más probable es que no sea el primer objetivo planificar con el fin de disminuir las cifras tensionales). Debemos tener en cuenta, además, la amplia gama de variedad que nos podemos encontrar dentro de “un mismo tipo” de entrenamiento, siendo esta otra razón más por la que me parece que hablar de prioridad de tipos de entrenamientos siempre tendrá un valor limitado.
Referencia
- Henner Hanssen, Henry Boardman, Arne Deiseroth, Trine Moholdt, Maria Simonenko, Nicolle Kränkel, Josef Niebauer, Monica Tiberi, Ana Abreu, Erik Ekker Solberg, Linda Pescatello, Jana Brguljan, Antonio Coca, Paul Leeson.
- Eur J Prev Cardiol. 2020 Mar;27(5):457-472.