Es indudable el beneficio de la actividad física (AF) regular, ya que se asocia a multitud de beneficios, a saber, disminución de riesgo cardiovascular, cáncer e incluso de mortalidad por múltiples causas. Sin embargo, poco conocemos de cuál es la interacción de la AF en términos de intensidad y volumen con el riesgo de enfermedad cardiovascular.
Los datos del estudio que comentamos procedían de 88.412 adultos de mediana edad (entre 40-69 años) obtenidos de la cohorte UK Biobank (estudio de cohorte longitudinal a escala poblacional que reclutó a más de 500.000 personas de entre 37 y 73 años de edad en todo el Reino Unido entre 2006 y 2010) sin enfermedad cardiovascular, los cuales portaron acelerómetros en su muñeca dominante durante 7 días consecutivos.
Se realizó una estimación del gasto energético instantáneo de la AF a partir de la intensidad del movimiento de la muñeca, validado con el gold standard que es el agua doblemente marcada.
Los autores se centraron en dos parámetros para resumir el volumen total e intensidad de AF respectivamente:
- Gasto energético medio diario (kJ/kg/día) calculado como la suma del gasto energético en todos los niveles de intensidad.
- Fracción de gasto energético correspondiente a actividad física moderada-vigorosa (% MVPA, siendo esto la suma del gasto energético de cualquier actividad superior a 125 mg (equivalente a 3 MET) dividida por el gasto energético asociado a AF total.
La enfermedad cardiovascular (fatal y no fatal) fue definida como la aparición de cardiopatía isquémica o enfermedad cerebrovascular durante el seguimiento.
Se produjeron 4.068 episodios de ECV durante 584.568 años-persona de seguimiento (mediana de 6,8 años). Los niveles mayores de gasto energético asociado a AF y % MVPA se asociaron con menor incidencia de enfermedad cardiovascular.
Asimismo, se observó que las tasas de ECV fueron un 14% más bajas (intervalo de confianza del 95%: 5-23%) cuando el porcentaje de ejercicio MVPA suponía el 20% en lugar del 10% para un volumen fijo de gasto energético de 15 kJ/kg/día, no difiriendo la incidencia cuando este porcentaje se mantenía fijo (un 10% del gasto energético total). Además, se observó que a mayor gasto energético menor incidencia de enfermedad cardiovascular hasta dinteles de 40 kJ/kg/día con una fracción de MVPA > 20%.
En resumen, un aumento del volumen de ejercicio y su realización a una intensidad al menos moderada se asocia a menor incidencia de enfermedad cardiovascular, añadiéndose esto al mensaje ya conocido de “cualquier movimiento/ejercicio cuenta”.
Comentario
Estamos ante un estudio con un número de participantes elevado donde se observan una vez más los grandes beneficios del ejercicio físico, en este caso a nivel cardiovascular, estando asociado el gasto energético alto de la actividad física con una menor incidencia de enfermedades cardiovasculares, y con una íntima relación con la inclusión de actividad moderada-vigorosa en nuestras rutinas. De forma gráfica, transformar un paseo de 14 minutos en 7 minutos de caminata rápida con el inevitable aumento de intensidad asociada hace que a igualdad de volúmenes de ejercicio conduzca una tasa de eventos menor. De esta manera, se puede adaptar el volumen e intensidad de ejercicio a las múltiples preferencias personales que pueden existir, mejorando la adherencia al mismo.
A la vista de los resultados, los autores nos sugieren que centrarse en aumentar la actividad moderada o vigorosa, así como la intensidad de la AF habitual, en pacientes sin enfermedad cardiovascular podría ser relevante para la prevención de la misma.
Referencia
Physical activity volume, intensity, and incident cardiovascular disease
- Paddy C Dempsey, Alex V Rowlands, Tessa Strain, Francesco Zaccardi, Nathan Dawkins, Cameron Razieh, Melanie J Davies, Kamlesh K Khunti, Charlotte L Edwardson, Katrien Wijndaele, Soren Brage, Tom Yates.
- European Heart Journal, Volume 43, Issue 46, 7 December 2022, Pages 4789-4800.