La imperiosa necesidad de optimizar el funcionamiento del Sistema Nacional de Salud (SNS), cada vez más saturado, es ya un tema recurrente que va ocupando cada año mayor espacio en los congresos médicos. “El envejecimiento progresivo de la población y el consecuente incremento de las enfermedades crónicas, como las cardiovasculares, hace que resulte ineludible abordar en estos encuentros la necesidad de introducir importantes reformas en nuestro sistema sanitario, más centrado en las instituciones que en los pacientes”, opina el Dr. Arturo Evangelista, presidente del Congreso.
En este sentido, la SEC ha presentado el informe “El cardiólogo y la cardiología del futuro”. El documento sigue la tendencia de los países occidentales desarrollados, donde el profesionalismo y la autorregulación de la profesión médica son ya una realidad.
El proyecto RECALCAR, y otras iniciativas similares impulsadas por la SEC, han permitido disponer de un cuadro fidedigno de la situación de la asistencia cardiológica en el SNS. Así, se ha podido elaborar un análisis de los puntos de mejora del mismo, para afrontar el aumento de la cronicidad, discapacidad, dependencia y fragilidad, problemas para los que actualmente no se encuentra preparado el sistema. Además, existen importantes variaciones interterritoriales en la dotación de recursos, frecuentación, producción, calidad y resultados en la atención al paciente cardiológico que conviene enmendar.
7 soluciones para 7 problemas
Entre otras medidas, la SEC propone lo siguiente:
- Con apropiados métodos de ajuste, se deberían hacer públicos los indicadores de procesos y resultados de las unidades del corazón.
- Desarrollar modelos de atención integral y asistencia compartida entre distintas especialidades para la atención de pacientes crónicos complejos, en especial para aquellos con insuficiencia cardiaca (el principal reto de la asistencia cardiovascular). Hay que potenciar el papel de la enfermería, como enlace o gestora de casos.
- El SNS forma cada vez a una mayor proporción de cardiólogas (en la actualidad el 49% de los MIR en cardiología son mujeres), que encuentran su principal destino en las unidades de menor complejidad. La no integración de estas unidades de menor complejidad en redes asistenciales con plantillas vinculadas en el ámbito de una “región” (600.000 o más habitantes) puede consolidar una división por género y edad en el acceso a la formación avanzada. Asimismo, deben tomarse medidas organizativas y de gestión, incluidas las relativas a la SEC, que promuevan la igualdad entre profesionales de ambos sexos, fomentando el acceso de las mujeres a puestos de mayor responsabilidad.
- España se sitúa en el rango inferior en cuanto a disponibilidad de cardiólogos entre los países europeos con servicios nacionales de salud. La tasa actual es de 5,7-6 cardiólogos por 100.000 habitantes. El objetivo sería crecer moderadamente (un 10%) en tasa de cardiólogos, siempre que el SNS incremente su eficiencia.
- Los salarios de los médicos españoles están entre los más bajos de los países de la Unión Europea, existiendo además notables diferencias retributivas entre Servicios de Salud de las Comunidades Autónomas. Alrededor de un 40% de los cardiólogos son interinos, eventuales o tienen otro tipo de contrato distinto a la plaza en propiedad o laboral “fijo”. Mejorar la estabilidad laboral de los especialistas resulta otro punto importante a tener en cuenta.
- Reconocer oficialmente las subespecialidades cardiológicas mediante el sistema de diplomas de acreditación avanzada. Estas son: hemodinámica y cardiología intervencionista; arritmias, electrofisiología y estimulación; imagen cardiaca avanzada; insuficiencia cardiaca avanzada; cardiología pediátrica; y cuidados agudos cardiológicos.
- La SEC asume el reto de desarrollar el proceso de recertificación de los especialistas en cardiología. Dicha recertificación debe ser obligatoria para todos los médicos, entre los que se incluyen los cardiólogos, con una periodicidad en torno a los 6 años.
Para el presidente de la SEC, el Dr. Manuel Anguita, “estamos legitimados para promover, no ‘reivindicar’, estas mejoras y reformas sustanciales que, a nuestro juicio, precisa el sistema sanitario español de manera urgente para no colapsar. Asimismo, estamos más que dispuestos a colaborar en esta tarea, sin renunciar a nuestro papel en la misma”.