El estudio parte de que el sistema cardiovascular exhibe fuertes ritmos circadianos para mantener su normal funcionamiento. Los horarios de sueño irregulares, caracterizados por una alta variabilidad diaria en la duración o el tiempo del sueño, representan una interrupción de los ritmos circadianos posiblemente más leve pero mucho más común y crónica en la población general que el trabajo por turnos.
El objetivo del estudio era examinar prospectivamente la asociación entre la regularidad del sueño y el riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV).
Los métodos empleados fueron los siguientes, empleando el estudio MESA (Multi-Ethnic Study of Atherosclerosis), 1.992 participantes libres de ECV completaron la actigrafía de muñeca de 7 días para la evaluación del sueño desde 2010 a 2013 y fueron seguidos prospectivamente hasta 2016. El estudio evaluó la regularidad del sueño utilizando la desviación estándar (DE) del sueño medido por actigrafía duración y tiempo de inicio del sueño a lo largo de 7 días. La ECV incidente incluyó eventos cardiovasculares no mortales y mortales. Se usó un modelo de riesgos proporcionales de Cox para estimar las razones de riesgo (HR) para la ECV incidente según la DE de la duración y el tiempo del sueño, ajustado por factores de riesgo de ECV tradicionales (incluidos los biomarcadores de ECV) y otros factores relacionados con el sueño (incluida la duración promedio del sueño).
Los resultados obtenidos fueron los siguientes: durante una mediana de seguimiento de 4,9 años, 111 participantes desarrollaron eventos en forma ECV. Las HR ajustadas multivariables (intervalos de confianza del 95%) para ECV a través de todas las categorías de duración del sueño por DE fueron 1,00 (referencia) para ≤ 60 min, 1,09 (0,62 a 1,92) para 61 a 90 min, 1,59 (0,91 a 2,76) por 91 a 120 min y 2,14 (1,24 a 3,68) durante > 120 min (tendencia p = 0,002). De manera similar, en comparación con los participantes con un tiempo de sueño de ≤ 30 min, las HR (intervalos de confianza del 95%) para ECV fueron 1,16 (0,64 a 2,13) durante 31 a 60 min, 1,52 (0,81 a 2,88) durante 61 a 90 min, y 2,11 (1,13 a 3,91) durante > 90 min (tendencia p = 0,002). La exclusión de los trabajadores por turnos en el momento del estudio arrojó resultados similares.
Los autores concluyen que la duración y el tiempo de sueño irregulares pueden ser factores de riesgo novedosos para ECV, independientemente de los factores de riesgo de ECV tradicionales y la cantidad y/o calidad del sueño.
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Comentario
Observaciones clínicas muy establecidas apuntan a que los eventos cardiovasculares adversos ocurren con mayor frecuencia en la mañana lo que nos puede estar sugiriendo la existencia de mecanismos circadianos en la patogénesis de la ECV. Casi todas las funciones cardiovasculares importantes, incluidas la frecuencia cardiaca, la presión arterial, el tono vascular y las funciones endoteliales, muestran patrones circadianos estrictamente regulados.
Estudios anteriores habían relacionado ciertas formas de ritmos circadianos alterados con un mayor riesgo de ECV. Así, el trabajo por turnos se ha asociado con un riesgo ligeramente mayor de enfermedad coronaria y accidente cerebrovascular después de tener en cuenta los factores de riesgo de ECV. También varios estudios han informado de una incidencia de un 4% a 29% mayor de infarto de miocardio después de la transición al horario de verano, que vendría representando una combinación de cambio de fase circadiana y una pérdida de sueño de una hora.
Ahora se reconoce cada vez más que la interrupción circadiana puede ser un fenómeno omnipresente que no está restringido a entornos específicos (por ejemplo, en trabajadores por turnos) y puede acumularse con el tiempo, particularmente teniendo en cuenta el aumento de las exposiciones diarias a factores que puede alterar los ritmos circadianos (p. ej., exposición a la luz por la noche, uso de dispositivos multimedia en el dormitorio, etc.). Sin embargo, el impacto de tales exposiciones ubicuas a la interrupción circadiana crónica en la salud cardiovascular no se ha abordado a nivel de la población.
Los horarios de sueño irregulares, caracterizados por una alta variabilidad diaria en la duración o el horario del sueño, pueden representar una interrupción más leve pero crónica del reloj circadiano que es ampliamente relevante en toda la población. Específicamente, las personas que con frecuencia alteran su duración o el horario de sueño de noche a noche pueden tener un mayor riesgo cardiometabólico debido a las funciones circadianas interrumpidas. La evaluación de la regularidad del sueño requiere una evaluación del tiempo y la duración del sueño en varias noches y, a menudo, se cuantifica mediante el uso de actigrafía durante varios días.
Estamos ante la primera investigación prospectiva sobre la regularidad del sueño, donde se observa que una interrupción circadiana crónica y la privación intermitente del sueño, puede ser un marcador de incidencia de ECV, así los participantes con la duración del sueño más irregular o patrones irregulares mostraron un riesgo unas dos veces mayor de desarrollar ECV durante un seguimiento medio de 4,9 años en comparación con los participantes con el patrón de sueño más regular.
Ante estos hallazgos habría que plantearse lo siguiente dada la alta prevalencia de patrones de sueño irregulares en la población, los estudios futuros deberían evaluar el impacto en salud cardiovascular de intervenciones que mejoran la consistencia del patrón de sueño.
Referencia
Sleep Irregularity and Risk of Cardiovascular Events. The Multi-Ethnic Study of Atherosclerosis
- Tianyi Huang, Sara Mariani, Susan Redline.
- J Am Coll Cardiol 2020;75:991-9.