La enfermedad por coronavirus-2019 (COVID-19) puede conllevar un mayor riesgo de complicaciones en personas con enfermedad cardiovascular. Existe preocupación en lo referente a un posible efecto perjudicial de los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA) y los antagonistas de los receptores de angiotensina (ARA) en este contexto clínico.
Este trabajo es un registro de 169 hospitales de Asia, Europa y el Norte de América, que analizó la relación entre la enfermedad cardiovascular y el tratamiento médico, con la mortalidad hospitalaria de pacientes con infección por COVID-19 que fueron ingresados entre diciembre de 2019 y marzo de 2020.
De los 8.910 pacientes con COVID-19 en los que la situación hospitalaria estaba disponible en el momento del análisis, un total de 515 pacientes murieron en el hospital (5,8%) y 8.395 sobrevivieron al alta. Los factores que se encontraron independientemente asociados con mayor riesgo de mortalidad en el ingreso fueron la edad superior a 65 años (mortalidad del 10% frente al 4,9% en ≤ 65 años de edad; odds ratio [OR] 1,93; intervalo de confianza al 95% [IC 95%]: 1,6-2,41), enfermedad arterial coronaria (10,2% frente al 5,2% entre aquellos sin cardiopatía isquémica; OR 2,70; IC 95%: 2,08-3,51), insuficiencia cardiaca (15,3% frente al 5,6% en pacientes sin insuficiencia cardiaca; OR 2,48; IC 95%: 1,62-3,79), arritmias cardiacas (11,5% frente al 5,6% sin arritmia; OR 1,95; IC 95%: 1,33-2,86), enfermedad pulmonar obstructiva crónica [EPOC] (14,2% frente al 5,6% sin EPOC; OR 2,96; IC 95%: 2,00-4,40), y tabaquismo activo (9,4% frente al 5,6% en exfumadores o no fumadores; OR 1,79; IC 95%: 1,29-2,47). No se observó un aumento de riesgo de muerte atribuible al empleo de IECA (2,1% frente al 6,1%; OR 0,33; IC 95%: 0,20-0,54) o el uso de ARA (6,8% frente al 5,7%; OR 1,23; IC 95%: 0,87-1,74) durante el ingreso.
Este estudio confirma las observaciones anteriores que sugieren que la enfermedad cardiovascular subyacente está asociada con un aumento del riesgo de muerte intrahospitalaria de pacientes ingresados por COVID-19. Estos resultados no confirman las sospechas previas relacionadas con un potencial impacto negativo de la asociación de IECA o ARA con un aumento de mortalidad en este contexto clínico de enfermedad por COVID-19.
Comentario
Con el avance de la pandemia de COVID-19 se ha podido constatar que los pacientes con un mayor riesgo cardiovascular están afectados de manera desproporcionada. Además, se han descrito numerosas manifestaciones de la enfermedad relacionadas con el sistema cardiovascular, como miocarditis, arritmias, síndrome coronario agudo, muerte súbita o insuficiencia cardiaca, y que podrían estar en relación con la activación de las vías de la coagulación, efectos proinflamatorios o disfunción endotelial. Se ha descrito que la vía de acceso del virus SARS-CoV-2 (agente causal de la COVID-19) es la unión a los receptores de la enzima convertidora de angiotensina del huésped. A pesar de la incertidumbre sobre la posible interferencia del tratamiento con IECA/ARA con la infección por COVID-19, algunas sociedades científicas han sugerido la conveniencia de retirar estos fármacos. No obstante, otras como la European Society of Cardiology o la Sociedad Española de Cardiología han resaltado la importancia de no suspender estos tratamientos por el importante beneficio de los pacientes y el riesgo derivado de su retirada.
Los resultados del estudio que presentamos hoy son de interés para conocer mejor el perfil de paciente con un mayor riesgo de complicaciones por COVID-19. Según era esperable, los pacientes de edad avanzada, antecedentes cardiológicos de insuficiencia cardiaca, fibrilación auricular, cardiopatía isquémica, EPOC y tabaquismo activo son los de mayor riesgo de mortalidad. Estos factores también se han relacionado con un mayor riesgo de eventos adversos en otras infecciones virales como la gripe. Ser mujer, y el tratamiento con IECA o estatinas se asociaron en el análisis multivariante con un menor riesgo de mortalidad. Las mujeres tienen una inmunidad innata y adaptativa más potente que los varones, y una mayor resistencia a las infecciones virales. Este efecto es independiente de la edad y, por tanto, las mujeres ancianas tendrían también menor incidencia de complicaciones.
En lo relativo al tratamiento, aunque los autores de este trabajo encontraron un menor riesgo de mortalidad asociado con el tratamiento con IECA, es importante ser cautos ya que dicho efecto deberá comprobarse en un ensayo clínico futuro que permita demostrar causalidad. En el editorial que acompaña al artículo, los doctores Jarcho et al., hacen una revisión de los estudios disponibles hasta la fecha que han analizado el efecto de los IECA/ARA sobre la COVID-19. En su mayor parte, no se ha podido determinar que estos tratamientos tengan un impacto negativo en la evolución de la infección. Además, es importante señalar que los pacientes que toman estos fármacos padecen de hipertensión u otras dolencias cardiovasculares, que incrementan de manera independiente el riesgo de complicaciones por COVID-19, y que podrían estar más relacionadas con el propio perfil de los pacientes que con los tratamientos en sí mismos. Como conclusión final podemos añadir que suspender el tratamiento con IECA/ARA no está justificado en pacientes que padecen COVID-19.
Referencia
Cardiovascular Disease, Drug Therapy, and Mortality in Covid-19
- Mehra MR, Desai SS, Kuy S, Henry TD, Patel AN.
- N Engl J Med 2020 [Epub ahead of print].