Los programas de rehabilitación cardiaca son una intervención multidisciplinar basada en la evidencia, en los que se utiliza la educación del paciente, los cambios de estilos de vida y el entrenamiento físico para mejorar los resultados en prevención secundaria, y por tanto, el pronóstico cardiovascular de los pacientes con cardiopatía isquémica, insuficiencia cardiaca o tras una cirugía cardiaca.
Sin embargo, de los pacientes candidatos, solo una minoría acceden a estos programas. Una de las estrategias para mejorar la accesibilidad son los programas domiciliarios, los cuales basan su estrategia en un entrenamiento físico no supervisado o al menos no presencial en el centro hospitalario.
A pesar de que tradicionalmente siempre se han aceptado los programas domiciliarios y están implantados en diferentes países, en EE. UU. no tienen experiencia con ellos. El documento de posicionamiento de las diferentes sociedades científicas americanas (American Association of Cardiovascular and Pulmonary Rehabilitation [AACVPR], la American Heart Association [AHA] y el American College of Cardiology [ACC]) trata de identificar los componentes básicos, la eficacia, la seguridad y las limitaciones, así como la investigación necesaria para una mejor implantación.
Los autores concluyen que es necesario aumentar la investigación en los programas domiciliarios, más aún en los subgrupos clave, como son los pacientes mayores, de alto riesgo y las mujeres. En la actualidad, los programas domiciliarios son una opción razonable para los pacientes de bajo riesgo o de riesgo moderado seleccionados que no pueden acudir a los programas hospitalarios.
Comentario
En un primer lugar, el documento de posicionamiento hace una revisión exhaustiva de toda la evidencia científica hasta la fecha sobre los programas de rehabilitación cardiaca domiciliarios. A pesar de que existe una implantación de este tipo de programas en diferentes países, la realidad es que los diferentes estudios y trabajos publicados muestran una gran heterogeneidad en la estructuración, recursos y objetivos de los programas.
En cuanto a los cinco componentes básicos de la rehabilitación cardiaca (evaluación del paciente, entrenamiento físico, asesoramiento dietético, control de los factores de riesgo cardiovascular e intervención psicológica), como en seguridad, no se encontraron diferencias significativas en los resultados de los programas hospitalarios frente a los domiciliarios. Sin embargo, en los trabajos revisados, en una muestra no despreciable de los pacientes, no existe una valoración funcional final respecto a la capacidad de ejercicio ni en el control de los factores de riesgo cardiovascular, asesoramiento dietético o intervención psicológica, ni una definición clara de las estrategias llevadas a cabo en los programas domiciliarios.
Los estudios de coste que comparan los dos tipos de programas, son muy limitados, pero tampoco muestran diferencias entre ambos tipos de programas. En el documento hacen referencia a que en EE. UU. los programas domiciliarios no están subvencionados en la mayoría de las compañías aseguradoras, por tanto, el estudio de costes es diferente y abogan por la inclusión de estos programas como medida para mejorar el acceso de los pacientes a rehabilitación cardiaca.
En segundo lugar, establecen los puntos clave para la implementación exitosa de los programas de rehabilitación cardiaca domiciliaria, centrados en la individualización de la intervención en cada paciente, entre los que destacan: integración de los programas domiciliarios desde el ámbito hospitalario (estrategias al alta, promoción, información a los pacientes, programación de citas…), dirigir programas domiciliarios a subgrupos de pacientes que habitualmente no acuden a los programas hospitalarios (mujeres, zona rural, bajo nivel económico…), desarrollar medidas para el seguimiento y el cumplimiento de los diferentes componentes de la rehabilitación cardiaca (personal, unidades multidisciplinares, tecnología…).
Inciden en la importancia del empoderamiento del paciente como clave para el éxito de los programas domiciliarios. Defienden que es fundamental el entendimiento del paciente de su propia salud para promover los cambios de hábitos de vida, así como para mejorar la adherencia. En cuanto a las barreras a vencer, apuntan a la monitorización de la actividad física en los pacientes de alto riesgo (pacientes con insuficiencia cardiaca), la participación, la comunicación, el apoyo social y la educación, aportando soluciones como el uso de la telemedicina, entre otras medidas.
Señalan que el avance de la tecnología permitirá el desarrollo de los programas de rehabilitación cardiaca domiciliaria, en la que se hace uso de la telefonía móvil, sensores de salud y herramientas disponibles en las páginas web. Destacan que son necesarios estudios en las subpoblaciones no incluidas en los estudios previos, como son los pacientes de alto riesgo, bajo nivel económico, o mujeres, al igual que el análisis de los modelos híbridos, en los que se puedan combinar las ventajas de ambos tipos de programas (domiciliarios y hospitalarios).
Los autores concluyen que los programas domiciliarios en la actualidad son una oportunidad para ampliar el acceso de los pacientes de bajo y moderado riesgo, que no puedan acudir a los centros médicos, siempre y cuando se aseguren los componentes básicos de la rehabilitación cardiaca.
Considero, al igual que los autores del documento, que debemos trabajar en homogeneizar los programas domiciliarios, individualizar las estrategias a cada paciente, así como aprovechar el desarrollo de las nuevas tecnologías para implementar este tipo de programas y poder aumentar el número de pacientes que se puedan beneficiar de ellos.
Referencia
- Randal J. Thomas, Alexis L. Beatty, Theresa M. Beckie, LaPrincess C. Brewer, Todd M. Brown, Daniel E. Forman, Barry A. Franklin, Steven J. Keteyian,Dalane W. Kitzman, Judith G. Regensteiner, Bonnie K. Sanderson, Mary A. Whooley, Vice Chair.
- Circulation. 2019;139:00-00.