En los últimos años, el panorama de la atención a los pacientes ingresados en las unidades de cuidados cardiológicos agudos (UCCA) ha sufrido cambios importantes, con reorganización de su estructura.
El objetivo de este estudio fue caracterizar el perfil demográfico, diagnósticos de ingreso y los resultados derivados de la atención de los pacientes que ingresan en estas unidades. Para ello se realizó un estudio prospectivo observacional, con el objetivo de mejorar la atención y la calidad de la asistencia clínica en una UCCA de un hospital de tercer nivel (Hospital Brigham and Women's Hospital, Boston, MA, EE. UU.). De manera consecutiva se incluyó a todos los pacientes que ingresaron en la UCCA de este centro entre el 1 de enero de 2015 hasta el 31 de diciembre de 2017 (n = 2.193).
La mediana de edad fue 65 años (el 43% tenía > 70 años) y el 44% de los pacientes eran mujeres. Las comorbilidades no cardiovasculares eran frecuentes, incluyendo la enfermedad renal crónica (27%), enfermedad pulmonar (22%) y el cáncer activo (13%). Solo el 7% de los ingresos en la UCCA fueron por un síndrome coronario agudo como diagnóstico principal. Las principales causas de ingreso en la UCCA fueron shock/hipotensión (26%), parada cardiorrespiratoria (11%) y arritmias primarias sin parada cardiaca (9%). La insuficiencia respiratoria fue una causa primaria o secundaria para plantearse el ingreso en la unidad en el 17% de pacientes. La mortalidad intrahospitalaria fue del 17,6%.
En una UCCA de un centro terciario y alta complejidad, los pacientes son ancianos, y con una elevada frecuencia de comorbilidades no cardiovasculares. La atención se ha desplazado del síndrome coronario agudo hacia el shock, los cuidados posparada cardiaca, y otras afecciones no isquémicas, siendo la mortalidad elevada en estos casos. Estos datos pueden ser útiles para planificar los cuidados necesarios en los pacientes con afecciones cardiológicas críticas.
Comentario
Las unidades coronarias tradicionales surgieron en la década de 1960, y su objetivo era mejorar la atención a los pacientes después de un síndrome coronario agudo, haciendo un diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado de las arritmias posinfarto. En este contexto, Killip y Kimball objetivaron una reducción de la mortalidad del 20% en estas unidades dirigidas por personal sanitario específicamente entrenado para tal fin. Desde entonces, con la expansión de las unidades coronarias, estas han ido evolucionando hasta convertirse en unidades de cuidados intensivos cardiológicos, que brindan atención crítica integral a pacientes con afecciones o complicaciones cardiovasculares. De manera paralela, el enfoque de estas unidades en el infarto agudo de miocardio ha disminuido sustancialmente.
El estudio que analizamos hoy se llevó a cabo en la UCCA de un hospital terciario, de elevada complejidad. Esta unidad consta de 10 camas, y la mayor parte de los ingresos procedían de urgencias (34%), aunque también se trasladaban pacientes de otras plantas de hospitalización (26%), quirófanos o salas de hemodinámica/electrofisiología para monitorización después de procedimientos (18%), e incluso desde otros hospitales (22%). Casi la mitad de los pacientes tenían más de 70 años de edad y el 20% eran octogenarios. El síndrome coronario agudo que había sido, como hemos señalado, el motivo de surgimiento de estas unidades, se encuentra actualmente en el séptimo lugar de los diagnósticos más habituales.
En algunos hospitales los pacientes con síndrome coronario agudo no ingresan directamente en la UCCA, y los que lo hacen son aquellos con complicaciones o características de alto riesgo como inestabilidad hemodinámica, trastornos de conducción, complicaciones de procedimientos o angor persistente. Entre los pacientes ingresados encontramos un porcentaje elevado de ellos que recibieron terapias avanzadas o procedimientos invasivos. En más de la mitad se colocó un acceso venoso central o una vía arterial, el 36% precisaron ventilación mecánica, casi la mitad recibieron soporte con drogas vasoactivas, y con terapia de depuración extrarrenal en el 7,6%.
La mediana de duración del ingreso en la UCCA fue de 2,9 días (en el 11% de más de 10 días). Entre los diagnósticos de ingreso, los pacientes con una parada cardiaca tuvieron la mayor tasa de mortalidad intrahospitalaria (41,9%). La segunda tasa de mortalidad más alta se registró entre los pacientes con shock (31,7%). El 3% de pacientes fueron dados de alta a un centro de cuidados paliativos, el 38% fueron trasladados a un centro de rehabilitación, o de larga estancia, y el resto fue finalmente dado de alta a su domicilio.
Como limitación, cabe señalar que se trata de un estudio unicéntrico y que los resultados podrían no ser generalizables a otras unidades. No obstante, es probable que la tendencia sí sea común en el panorama de los cuidados críticos cardiológicos y que las conclusiones del registro sean aplicables a otras unidades en centros de tercer nivel. Finalmente, no disponemos una medida estandarizada de la gravedad de los pacientes ingresados (como la puntuación APACHE).
Definir el perfil de los pacientes que ingresan en las UCCA es importante para planificar la atención y los recursos. La ventilación mecánica, la terapia de depuración extrarenal, la infusión de vasopresores y otros procedimientos no cardiacos son elementos esenciales en las unidades actuales. La plantilla de profesionales encargada del cuidado de estos pacientes debe ser multidisciplinar.
Referencia
- Watson RA, Bohula EA, Gilliland TC, Sanchez PA, Berg DD, Morrow DA.
- Eur Heart J Acute Cardiovasc Care. 2018 Jul 1. [Epub ahead of print].