El DAI (desfibrilador automático implantable) se implanta a muchos pacientes con comorbilidades avanzadas y un alto riesgo de muerte por causas distintas de las arritmias ventriculares. En ese caso es muy improbable que se beneficien de su implantación. Teniendo en cuenta por tanto que se trata de un dispositivo caro y no exento de riesgos, resulta fundamental optimizar su uso e implantarlo en aquellos pacientes que realmente vayan a beneficiarse de él.
¿Cómo determinar entonces a qué pacientes implantárselo? Precisamente para esto, se han elaborado diversas puntuaciones clínicas de riesgo (PR) destinadas a identificar a los pacientes que tienen alto riesgo de muerte por cualquier causa a pesar del implante del DAI. Algunas de las más conocidas son: MADIT-II, SHOCKED, FADES y PACE.
Sin embargo, hay cierta incertidumbre respecto a la utilidad clínica y la fiabilidad de estos modelos. ¿Son realmente útiles para identificar a los pacientes de alto riesgo? El estudio "Evaluación comparativa de cuatro puntuaciones de riesgo para predecir la mortalidad de pacientes con desfibrilador automático implantable en prevención primaria", presentado en el Congreso de la SEC, trata de dar respuesta a esa pregunta examinando la capacidad predictiva de esos cuatro sistemas de puntuación.
"En la cohorte amplia de pacientes mediterráneos que examinamos, remitidos para implante de un desfibrilador en prevención primaria de muerte súbita, estas cuatro PR identificaron de manera aceptable el grupo de alto riesgo, el de muerte por cualquier causa, durante todo el seguimiento", explica el Dr. Moisés Rodríguez-Mañero, uno de los autores del estudio. "La puntuación MADIT-II fue la mejor en los pacientes con y sin miocardiopatía isquémica, mientras que la puntuación PACE mostró una capacidad de discriminación ligeramente menor en ambos grupos", añade el experto.
En función al análisis comparativo de estos modelos, el Dr. Rodríguez-Mañero asegura que existen factores claros que ayudan a seleccionar mejor a los candidatos para el implante de un DAI. "Las cuatro escalas coinciden en la edad como un factor determinante en la evolución de los pacientes remitidos para implante de desfibrilador, por lo que, sin duda, debe ser un factor a tener en cuenta a la hora de implantar un dispositivo", dice. Después de la edad, "tres de las cuatro escalas coinciden en la presencia de fibrilación auricular, el grado funcional (NYHA), la función renal y la fracción de eyección ventricular izquierda como factores relevantes", añade el experto, quien explica que "la diabetes es tenida en cuenta en dos de ellas y finalmente la EPOC y la enfermedad arterial periférica en una de ellas".
Además de intentar esclarecer la capacidad predictiva de las puntuaciones clínicas de riesgo existentes, el estudio (que realizó un seguimiento en 15 hospitales españoles a 916 pacientes con cardiopatías isquémicas y no isquémicas a los que se implantó un DAI con fines de prevención primaria) también tenía como objetivo averiguar la tasa de mortalidad de los pacientes, así como la causa de la muerte.
Durante los 33 meses de seguimiento, fallecieron el 12,3% de los pacientes, de los cuales el 9,4% de los pacientes lo hicieron por causa cardiovascular. "Desde nuestro punto de vista fue un resultado relevante, pues hasta la fecha no se disponía de información relativa a la mortalidad total y descargas apropiadas en una amplia cohorte de pacientes mediterráneos remitidos para implante de un desfibrilador como prevención primaria", asegura el experto. "La mortalidad parece inferior a la comunicada por otras series no nacionales. Esto podría tener relevancia a la hora de aplicar las recomendaciones provenientes de estudios clásicos realizados fuera de nuestro medio y creemos que es un punto que deberá ser analizado en futuros estudios", concluye el Dr. Rodríguez-Mañero.