La habitual máxima “una para todos y todos para una” con relación a la dosis y pauta fija de la aspirina (AAS) en la prevención de eventos cardiovasculares (ECV) parece ya no ser efectiva, probablemente debido a la falta de ajuste por volumen corporal, lo cual podría afectar al resultado buscado en más de un espectro.
Bajo peso, dosis excesivas; alto peso, dosis insuficientes. Todas las publicaciones anteriores sobre el uso de AAS en prevención primaria testaron dosis diarias frente a controles, difiriendo entre ellas en las dosis elegidas. En este contexto se encontraron diez ensayos (casi 120.000 pacientes) en la base de datos de la Cochrane que fueron usados como material de trabajo por los investigadores.
El valor añadido del presente estudio viene dado por la ausencia de análisis previos sobre esta cuestión y que ha permitido que la pauta única se haya mantenido hasta la actualidad. Para contestar a la pregunta formulada se usaron datos ya existentes de pacientes de otros ensayos sobre AAS frente a controles en prevención primaria de ECV y los estratificaron por peso, altura y otras medidas antropométricas para identificar si las dosis altas o bajas del fármaco se ven afectadas por dichas variables.
Incluyeron también los resultados de otros estudios diseñados para evaluar el uso del antiagregante en prevención secundaria de ictus y aquellos en que el objetivo marcado era el efecto sobre el riesgo a largo plazo de cáncer colorrectal (CCR) y a corto plazo de cualquier tipo de cáncer.
De esta forma comprobaron que la habilidad de las bajas dosis de aspirina (75-100 mg) para reducir eventos adversos en el plano cardiovascular se iba reduciendo a medida que aumentaba el peso, siendo beneficiosa entre los 50-69 kg pero no a los 70 kg o más, tramo en que además se incrementaba la incidencia de eventos. Dosis mayores (desde 325 mg) mostraron una relación inversa con el peso y la altura, reduciendo la tasa de nuevos casos en aquellos con mayores volúmenes corporales. Los hallazgos fueron consistentes en ambos sexos, en diabéticos y en los ensayos para la prevención secundaria de ictus.
Comentario
Las reducciones a largo plazo de CCR fueron peso y altura “dependientes”. Sin embargo, la estratificación por talla corporal desveló perjuicios con dosis excesivas, como un incremento de las muertes súbitas en individuos de bajo peso y un aumento a corto plazo del riesgo de cáncer en mayores de 70 años de corta talla y bajo peso corporal.
Por tanto, podemos concluir diciendo que la dosis óptima de AAS dependerá del peso corporal, siendo los datos principales cuestión de masa magra y altura más que de índice de masa corporal. Las bajas dosis diarias (75-100 mg) son inefectivas en aquellos cuyo peso excede los 70 kg, particularmente en fumadores y en aquellos consumidores de formulaciones con cubiertas gastroentéricas, mientras que las dosis altas se hacen más efectivas a medida que aumenta el peso. También existen relaciones entre el antiagregante, la muerte cardiaca súbita y la aparición de cáncer, dado que se observaron relaciones dosis-peso dependientes que sugieren que la pauta “una dosis diaria para todos” dista mucho de ser óptima. Las reducciones sustanciales de ECV y muerte al ajustar las dosis al peso subrayan la potencial mejoría de su efectividad y sientan una base sólida para estudiar y argumentar la estrategia de dosis individualizadas. ¿Alguien se anima?
Surge así una nueva máxima para el refranero médico: “dime lo que pesas y te diré qué tomas”.
Referencia
- Peter M Rothwell, Nancy R Cook, J Michael Gaziano, Jacqueline F Price, Jill F F Belch, Maria Carla Roncaglioni, Takeshi Morimoto, Ziyah Mehta.
- Lancet 2018; 392: 387–99.