La cardiología es la disciplina o especialidad médica encargada de la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares. Al constituir la principal causa de morbimortalidad en España y en la Unión Europea, los profesionales de la cardiología tienen, respecto a otras especialidades médicas, una responsabilidad y autoridad morales añadidas, derivadas de la relevancia que tiene para la sociedad un ejercicio excelente de la lucha contra la enfermedad cardiovascular. De ahí la importancia de efectuar un seguimiento de las rápidas transiciones que en el momento actual se están dando en los órdenes sociales, administrativos, educativos, asistenciales y profesionales, transiciones que necesariamente condicionarán nuevos contextos para el ejercicio de la cardiología y para sus profesionales.
Al igual que en otros países, en España hay ahora un importante desequilibrio entre la disponibilidad y la necesidad de cardiólogos. La situación tenderá a agravarse en los próximos años, en parte a resultas de factores epidemiológicos que condicionan un papel preponderante de las enfermedades cardiovasculares, pero también debido a factores sociológicos entre los que se incluye una alta proporción de los cardiólogos en activo con edad próxima a la jubilación, una demanda creciente de atención especializada y una complejidad creciente del proceso asistencial. También influirá en la disponibilidad de especialistas el creciente número de técnicas que ocupan la actividad del limitado número de cardiólogos disponibles y constituyen la preferencia de los más jóvenes: dos factores que pueden hacer peligrar la labor del cardiólogo clínico, labor que puede quedar vacante y deba ser ocupada por otras especialidades. Este hecho debe ser analizado a la luz de diversos estudios que han comparado distintos indicadores de la actuación de cardiólogos con la de especialistas en medicina interna o atención primaria. En líneas generales, dichos estudios señalan que la atención dispensada por cardiólogos es superior en cuanto a más conocimiento y mejor seguimiento de las guías de práctica clínica, un mayor rendimiento diagnóstico y mejor adecuación de las indicaciones de pruebas diagnósticas, menor morbimortalidad hospitalaria y menor número de reingresos hospitalarios. Todo ello aceptando que en algunos de estos estudios pudiese haber diferencias en el case mix que podrían implicar una mayor complejidad de los pacientes tratados por internistas, lo que podría influir en alguno de los indicadores señalados. […]
En la actualidad, además, se producen cambios en el ejercicio general de la sanidad que conviene recordar brevemente. La sanidad se encuentra empeñada en obtener más racionalidad, control y rentabilidad de sus recursos económicos, técnicos y humanos. En la búsqueda de obtener la máxima eficiencia y satisfacer a una ciudadanía informada y exigente, la sanidad se orienta hacia una atención enmarcada en procesos diagnósticos y terapéuticos en los que cooperen distintas especialidades alrededor de una enfermedad-proceso común y el paciente sea el centro de la actividad. La apuesta de la administración por dichas unidades interdisciplinarias tiene también una justificación económica: una buena parte del gasto realizado se atribuye a la descoordinación entre servicios y especialidades, entre atención primaria y los hospitales, a un exceso de peticiones y duplicación de pruebas diagnósticas y a un seguimiento inadecuado del paciente crónico, que aumenta la frecuencia de descompensaciones de la enfermedad con ingreso hospitalario. Las sociedades científicas de distintas especialidades han asumido ya la irreversibilidad de este proceso y elaboran documentos de consenso sobre cómo facilitar el trabajo multidisciplinario. En este nuevo modelo, la figura del líder-coordinador responsable de la integración horizontal entre especialidades será central para la Administración. […]
Al hilo de lo anteriormente expuesto, el número actual de cardiólogos sería insuficiente para tratar a todos los pacientes con enfermedades cardiovasculares, cuando existe evidencia científica que respalda a la cardiología como la especialidad mejor preparada para tratarlos. La tensión existente en esta situación paradójica tenderá a incrementarse debido a la interacción de los fenómenos expuestos anteriormente. La figura 1 muestra de una manera comunicativa cómo los fenómenos antedichos contribuirían a desequilibrar el papel central de la cardiología en el tratamiento de la enfermedad cardiovascular. La delimitación del ámbito profesional de los cardiólogos resulta clave en esta situación para: a) cuantificar las necesidades futuras de especialistas; b) establecer qué procesos médico-asistenciales deben estar liderados por un cardiólogo, y c) desarrollar los futuros currículos adaptados a los nuevos ámbitos de actuación clínica. […]
Recomendaciones de la SEC sobre la funcion y el perfil del cardiólogo clínico
- A efectos de realizar una formación cardiológica armonizada con el resto de los países de la Unión Europea, el programa de formación especializada debe seguir de cerca las directrices del Core Curriculum desarrollado por la Sociedad Europea de Cardiología, y se valora positivamente su propuesta de considerar la tríada de conocimientos, habilidades y actitudes.
- En el mismo sentido, el currículo del cardiólogo clínico deberá ajustarse permanentemente para atender a la creciente demanda de una sociedad cada vez más exigente y mejor informada.
- Resulta de crucial importancia innovar y desarrollar modos de incentivación y revalorización de la figura del cardiólogo clínico para lograr que esta opción profesional sea más atractiva y competitiva. Para ello, habrá de entenderse que su currículo incluya también contenidos específicos que lo distingan y lo capaciten para su labor en el futuro; por ejemplo y entre otras materias: formación en liderazgo de equipos (dinámica de grupos y habilidades relacionales); desarrollo de capacidades para la gestión sanitaria (en unidades, servicios o instituciones); mayor conocimiento de ciertas áreas de la medicina interna para actuar como consultor; formación específica en temas de bioética para actuar eficazmente en comités de ética asistencial o de ética de investigación clínica; formación y habilidades para desempeñar adecuadamente labores periciales en asuntos relacionados con la especialidad de cardiología, etc. Entre estas formas de incentivación se considerará además la posibilidad de rotaciones del cardiólogo clínico en las distintas subespecialidades, a efectos de garantizar su capacidad de gestión y el conocimiento profundo y actualizado de los distintos campos de la especialidad. En la potenciación de la figura del cardiólogo clínico han de asumir una responsabilidad, junto con la administración y demás agentes implicados, los propios jefes de servicio. Por consiguiente, en ningún caso la figura del cardiólogo clínico debiera entenderse como la de un cardiólogo «por defecto» carente de una preparación específica.
- Durante el período de residencia, el cardiólogo en formación ha de entrenarse en todo lo concerniente al ámbito de la relación clínica y, a la vez, ejercitarse en la indicación, la interpretación y la realización de pruebas diagnósticas invasivas y no invasivas, con la supervisión y la tutela que corresponda en cada caso.
- Se considera que la ecocardiografía transtorácica es una prueba básica que hoy debe dominar todo cardiólogo, salvo en lo que respecta a estudios especiales. En cuanto a la figura del cardiólogo clínico, el dominio de esta técnica es relevante para optimizar su rendimiento y capacidad resolutiva en consultas extrahospitalarias. […]
Extracto del artículo Ámbito de actuación de la cardiología en los nuevos escenarios clínicos. Documento de consenso de la Sociedad Española de Cardiología. Rev Esp Cardiol. 2008;61:161-9.