La frecuencia cardiaca en reposo es un fuerte predictor de mortalidad y morbilidad cardiovascular en la población general, así como en pacientes con hipertensión, enfermedad arterial coronaria e insuficiencia cardiaca. También se ha correlacionado con la aterogénesis en modelos animales y en pacientes. Estos datos sugieren que cuanto más baja sea la frecuencia cardiaca, menor será la tasa de complicaciones en enfermos con disfunción miocárdica isquémica o fallo de bomba. Todo ello es concordante además con el hecho fisiopatológico conocido de que el miocardio humano disfuncionante por isquemia o contractilidad inadecuada presenta siempre un déficit energético con una asociación fuerza-frecuencia negativa, por lo que la reducción de la frecuencia cardiaca puede mejorar la contractilidad y el aporte energético, al tiempo que reduce el consumo.
En este programa se revisa la importancia de la frecuencia cardiaca y del impacto de las acciones terapéuticas que la reducen en los síndromes coronarios agudos, en la enfermedad coronaria crónica estable y en la insuficiencia cardiaca. Su aportación fundamental será ayudarnos a dilucidar si es acertada o no la noción de que la frecuencia cardiaca no es sólo un marcador de riesgo, sino también un factor de riesgo en todas estas situaciones, o en alguna de ellas.